La Presidenta del Parlamento de Navarro reconoce tener un verbo y un diccionario limitados. Así lo afirma en su última entrevista para un periódico local cuando manifiesta que “no se sabe explicar” y que quizá su manera de exponer “no haya sido acertada”. Si revisamos las declaraciones de Ainhoa Aznárez cuando asumió la presidencia del Parlamento, descubriremos que la estrenada Presidenta deseaba “abrir las puertas” de la institución y su objetivo era que el Parlamento fuese “la casa de todos”. No lo está consiguiendo.
El contraste de sus declaraciones de junio con sus actuaciones posteriores nos revela que Ainhoa Aznárez tiene un curioso concepto de interpretación de dicho concepto. Así, no se comprende que hable de “joder” a una persona del público de un pleno con una intervención en euskera (¡pobre euskera!) o que en ejercicio de delicadeza y filigrana semántica llame “cutre” al parlamentario socialista Santos Cerdán para recriminar una intervención que no fue del agrado de la Presidenta. Tampoco se comprende que autorice la exposición de un cuadro que representa un desfile de esqueletos con dos personajes idénticos al exalcalde Enrique Maya y al exjefe de la Policía Municipal, Simón Santamaría. Por cierto, ¡qué casualidad! el autor de la obra pertenece a la dirección de Podemos, el partido al que ahora pertenece la ciudadana podemita Aznárez.
¿Continuará este espectáculo de bronca parlamentaria o modificará la Presidenta del Parlamento su estética de palabras y gestos? Mucho nos tememos que posiblemente esta segunda propuesta esté de fuera del alcance de Ainhoa Aznárez. Al tiempo.