Mucho ha llovido desde el año 1930, pero todavía se recuerda en Tafalla al mítico Bussing. Aquella maravilla de la ingeniería alemana de la época era un enorme y poderoso autobús de color amarillo con tres ejes, seis ruedas y capacidad para 46 personas.
Heinrich Büssing fue uno de los fabricantes alemanes de coches y camiones más avanzados de la época. Desde sus fábricas en Brunswick (Baja Sajonia), sus vehículos fueron vendidos y distribuidos a lo largo y ancho de Europa en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
Cuentan las crónicas locales que Los Valero, fundadores de La Tafallesa, agasajaron con mimo a los dos ingenieros suizos encargados de enseñar su manejo y secretos de mecánica, de tal modo que los técnicos quedaron enamorados de los vinos navarros. Falces fue el destino del primer viaje de un Bussing que en sus mejores años incluso viajó a Madrid y proporcionó durante años pingües beneficios a los propietarios de la empresa: “De enero a enero, los dineros p’al Valero”.
La guerra y las dificultades para traer unos recambios que debían ser importados de Alemania significaron la desaparición del Bussing de Tafalla en la década de los años cuarenta. La empresa bilbaína Autobuses Aguinaga compró el chasis amarillo, le añadió otro piso y el mítico Bussing acabó sus días recorriendo la carretera Bilbao-Archanda.