Breve historia del ferrocarril en Navarra (II)

Breve historia del ferrocarril en Navarra (II)

La construcción de los ferrocarriles de vía estrecha se impulsó en Navarra en las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del XX. Los 22 kilómetros de la línea conocida como El Tarazonica, conectaron Tudela con Tarazona y se construyeron en tres años, entre 1882 y 1885.

En 1906, la sociedad El Irati promueve la construcción de un tren que recoja y transporte desde Aoiz hasta Pamplona la madera que baja por el río Irati. La línea de ferrocarril recorrería los 30 kms que separan ambas poblaciones y aprovecharía la propia fuerza hidroeléctrica del río como fuente energética para el tren. El proyecto original sufrió varias modificaciones. En una primera fase, el tendido ferroviario llegó hasta Lumbier para facilitar la comercialización de la madera de los valles Salazar y Aézcoa. Después, en una segunda fase, el trazado se prolongó hasta Sangüesa y facilitó las comunicaciones con el valle del Roncal. En 1908, la Sociedad El Irati obtuvo la licencia de explotación de la línea del ferrocarril eléctrico que unió Pamplona con Sangüesa y Aoiz con un recorrido de 58 kilómetros.

En esa época nace también el tren popularmente llamado El Plazaola, ya que su finalidad inicial era transportar el hierro que se extraía de las minas de Plazaola. En 1910, el ferrocarril pudo conectar los 56 kilómetros que separaban dich localidad de Pamplona. Tan solo un año después, en 1911, el tren llegaba a San Sebastián, pero no fue hasta 1914 cuando quedó oficialmente inagurado el trayecto San Sebastián-Pamplona.

Por último, El Bidasoa, inagurado en 1888, fue también un tren minero que enlazaba Irún con Endarlaza. En 1911 prolongó su trayecto hasta Elizondo como servicio de viajeros y mercancías. El último ferrocarril eléctrico fue el tren de Estella-Vitoria, también conocido como El Vasco-Navarro.

La mayoría de trenes de vía estrecha dejaron de funcionar en Navarra a mediados del siglo XX por no ser rentables ni en su recorrido ni en su condición de servicio público. Obedecían a unas circunstancias muy coyunturales y siempre en el marco de un desarrollo económico comarcal o regional marcado por la despoblación. Alsasua se convirtió en un punto neurálgico de las comunicaciones, ya que empalmaba con la línea de Madrid-San Sebastián.

Casi siglo y medio después, el tren continúa siendo una de las asignaturas pendientes en el capítulo de las comunicaciones en Navarra.

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