Buenos días, amigo. Presiento que no será ésta la última carta que te escriba. Vuelvo a Pamplona después de un corto viaje por Europa. Dejé Navarra con los ecos de los resultados de las elecciones forales, municipales y europeas. Reciente la publicación de informaciones sobre las negociaciones con Eta de los enviados por el Gobierno de Rodríguez Zapatero que recomendaban a los delegados de la organización terrorista ir poco a poco en sus pretensiones anexionistas de Navarra, “una seducción de manera suave”, dijeron.
Había expresado en estas mismas páginas mi deseo de unos gobiernos constitucionalistas en España y en Navarra. Era un deseo. La realidad es que los seis votos del PNV que Sánchez necesita para conseguir la presidencia del Gobierno de España han pesado más que los dos que ofreció UPN.
Recuerdo que te lo dije antes de partir y tú me aseguraste que de ninguna forma se cruzaría la línea roja de la negociación con EH Bildu. Tu compañero Ábalos dijo más: “Ni por activa ni por pasiva.” Es decir ni con sus votos ni con su abstención. Yo no me lo creí y el tiempo me va dando la razón.
Pero quiero contarte algo de mi viaje. Estuve en Atenas, la cuna de la cultura europea y pude ver el expolio colonial que, fundamentalmente, los británicos, hicieron del patrimonio arqueológico de ese país. Una expropiación cultural en toda regla. Pero no solo la guerra. He estado en Salande, Albania. Son ostensibles las huellas de casi 50 años de comunismo que confió su desarrollo únicamente a la agricultura y la minería. Hoy, mientras el mundo afronta la cuarta revolución industrial, siguen con el 35% de paro, con el 58% del empleo en la agricultura y con la tercera parte de su población migrante en el extranjero.
Pasé también por Dubrovnik en Croacia. Ankita, la guía que nos enseñó la ciudad tenía 23 años en 1991 cuando los nacionalistas serbios bombardearon el abigarrado casco antiguo, de calles y casas comprimidos en un recinto amurallado patrimonio de la Unesco. Se refugió allí con su familia pensando en que esa declaración del organismo de la ONU les protegería de las bombas. No fue así. Esperaron inútilmente durante mucho tiempo el auxilio de Europa, que tampoco se produjo. Solo la tardía reacción estadounidense puso fin al conflicto de miles de muertos. Nos dijo que los croatas no olvidan. Otra vez la guerra, el nacionalismo identitario, segregador dando paso a la tragedia. No hay que olvidarlo tampoco.
Ankita me enseñó a decir gracias en croata: “Hvala”. Hvala por mostrarnos los estragos que la fiebre nacionalista causó en tu ciudad y arruinó tu juventud. Ochocientas bombas cayeron en un solo día en un espacio más reducido que nuestra Parte Vieja pamplonesa. A pesar de tu exiguo sueldo, nos mostraste tu alegría por vivir en paz, porque tu hijo de 23 años, los mismos que tu tenías durante el bombardeo de 1991, ha conseguido aprobar tercero de Matemáticas en la Universidad y le espera un futuro sin guerra.
Y con estos recuerdos regreso a Pamplona. La encuentro como la dejé, en medio de los rifirrafes dialécticos y políticos. A punto de comenzar las negociaciones de tu partido para la formación de gobierno que de forma más que pretenciosa llamáis ”de progreso”, como si Europa no supiera el progreso que le han traído nacionalistas y comunistas. En mi ausencia se ha formado la Mesa del Parlamento. Con la presencia en la misma de EH Bildu. La formación de Barrena, condenado por pertenencia a Eta; la de Abaurrea, que no fue capaz de condenar el asesinato de su compañero de Corporación, Tomas Caballero; o de Adolfo Araiz, uno de los impulsores de la ponencia que propugnó la “socialización del sufrimiento” o lo que es lo mismo los asesinatos de civiles por Eta. Los mismos a los que ahora se les llena la boca defendiendo una Navarra “plural y diversa” y que anteayer calificaban de provocadores a los constitucionalistas que se manifestaron en Alsasua o Etxarri Aranaz siendo insultados y perseguidos por sus huestes. ¡Que desvergüenza! Y están en la Mesa a pesar de lo que me dijiste y dijo Ábalos, recuerda, “ni por activa ni por pasiva”. Y me dices que no ha habido pacto. Hubo el compromiso del PSN de pactar con Geroa Bai la presidencia si no entraba Bildu en la Mesa. No hubo foto de la negociación pero todo el mundo entendió, bueno, casi todo el mundo, que la intermediación de Geroa Bai entre el PSN y Bildu propició la elección del presidente. Hubiera sido coherente exigir a Geroa Bai que no permitiera el acceso de Bildu si quería obtener el apoyo socialista para Unai Hualde. Pero el órdago de Barkos y, supuestamente la presión del PSOE de Sánchez, torcieron la frágil voluntad de Chivite. No hubo foto, pero “el pacto del corre-pasillos” es evidente. Al fin y al cabo, el objetivo ya lo verbalizó Ramón Alzórriz por duplicado: “El Partido Socialista lo que quiere es la presidencia del Gobierno de Navarra”.
Me dices que si hubiese habido un acuerdo de socialistas con Navarra Suma, EH Bildu también hubiese conseguido entrar en la Mesa. Y es cierto, pero no es lo mismo. En el fondo, la elección de Maiorga Ramirez es irrelevante políticamente si existiera un pacto de mayoría constitucionalista. Lo determinante es que la elección se debe a una imposición de Geroa Bai al Partido Socialista que marca la dinámica que va a presidir la legislatura: Bildu presenta sus exigencias a Geroa Bai, quien las traslada al Partido Socialista, que necesitará aceptarlas si Chivite quiere continuar en la presidencia. Nunca se ha visto que el independentismo deje de cobrar sus apoyos, en A o en negro.
Llegados a este punto vuelvo a recordar las palabras de mi guía croata. “No sé cómo pudimos llegar a matarnos unos a otros, éramos un país culto, económicamente desarrollado y socialmente integrado a pesar de la diversidad”. Yo pensé: se llega a la guerra por aupar a líderes que siembran odio y segregación étnica o cultural, que predican identidades excluyentes, que terminan convirtiéndose en identidades asesinas. Paso a paso, buscando aliados coyunturales, con paciencia que diría Pujol, sin prisa, pero sin pausa.” Una seducción de manera suave”.
José Ramón Ganuza Periodista y miembro de Sociedad Civil Navarra