Una vez más, y gracias a la gente, ayer ganó el fútbol, no la política. Se las prometía complicada la noche copera entre el Sevilla y el FB Barcelona por los antecedentes de otros años en los que la protagonista había sido una pitada o una bandera.
Primero se ganó en la calle, luego en el campo y en la representación institucional en el palco. Todo con absoluta normalidad con la representación del Jefe del Estado, la Reina y los máximos representantes institucionales andaluces y catalanes.
Y es que el deporte es deporte. Un espacio compartido y de convivencia entre aficionados y deportistas en el que lo importante son los valores del deporte, el esfuerzo, la competitividad, la ilusión por una meta.