Los latifundios tardorromanos derivaron en las villae o aldeas que jalonaban los territorios de las cuencas de Pamplona y Lumbier-Aoiz, como atestigua la documentación escrita del siglo XI. Por villa se entendía a un conjunto de familias establecidas en un lugar, con tierras de labor de propiedad individual pero también con espacios comunes, montes, pastos y bosques y los más importantes tesoros para los villanos o aldeanos de la época: los ríos y las fuentes.
Si miramos con atención la toponimia de las villae, que enlaza con los nombres de las personas -antropónimos- propietarias de las tierras, veremos que en Astráin hubo un propietario romano llamado Asterius; en Paternáin estuvo un tal Paternus; Marcellus y Lucius caminaron por Marcaláin y Luquin; Marcus vivió en Imarcoain y un Aurelius en Arellano, además de Verinianus en Barañáin o Urbicus en Urbicáin.
Esta ordenación del territorio no fue igual en la Ribera y en el Valle del Ebro. Allí los grandes espacios no eran los campos de cultivo de la actualidad: eran pastos para el ganado ya que la falta de lluvia no hacía posible el cultivo de la tierra tal y como la conocemos hoy en día. La población se concentraba en villas de mayores dimensiones pero menos pobladas.
Como curiosidad, en el Valle del Ebro el único nombre clásico latino en la esfera del poder político después de la invasión musulmana fue el de Casius o Casio. Se trata de una familia integrada por los descendientes de Casius, el conde godo que gobernaba un distrito del centro del valle del Ebro y que se convirtió al Islam al comienzo de la invasión musulmana (714). De ahí su forma arabizada Quasi.
Esta falta de nombres clásicos latinos revela que las poblaciones hispanorromanas del Valle del Ebro se convirtieron en mozárabes y se sometieron a los tributos de los gobernantes musulmanes, convirtiéndose además en invisibles en la vida pública y política del momento, con excepción del mencionado linaje de la familia Banu Qasi que desapareció del escenario político en el siglo X después de su enfrentamiento con Pamplona, el territorio nuclear de la actual Navarra.