¿Asistiremos por fin en España a un pacto constructivo en el escenario político nacional? ¿O debemos resignarnos como el replicante de la célebre escena de la película Blade Runner?: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán… en el tiempo, como lágrimas en la lluvia”.
De momento seguimos con el culebrón venezolano del juego electoral. Hay muchos ejemplos. Para empezar, Pablo ya no piensa en Alberto como el Pitufo Gruñón. Ahora proclama en Madrid a los cuatro vientos de las redes sociales su nuevo idilio pactista mientras abandona temporalmente una amistad con Arnaldo que sólo parece gustar en su pueblo (en el pueblo de Arnaldo, se entiende) y en el de Uxue y Koldo, claro. Además, mientras Mariano está contento por haber encontrado su lema de campaña, Albert tira de calculadora para poner un tope de gasto en campaña que nadie se cree y Pedro continúa erre que erre con su monólogo particular ya que no parece gustarle el diálogo.
¿Y qué pasa con el ciudadano corriente? Se agarra a su trabajo como el mayor de los tesoros, aunque el sueldo sea mucha veces escuálido y ralo. Observa con preocupación la fría estadística que habla de una clase media cada vez más famélica con un descenso de siete puntos que se transforma en un aumento de siete puntos en la clase baja. Suspira por un pacto en educación que mejore el nivel de las escuelas, los colegios y las universidades. Se indigna cuando escucha el clásico eufemismo “flexibilización de mercado laboral” o la expresión “la hucha de las pensiones” mientras le llegan noticias de corruptelas y triquiñuelas legales de evasión de impuestos.
Y es entonces cuando ese ciudadano, más allá de los cielos de Orión, anhela un agujero negro donde sus actuales líderes políticos desaparezcan por un rato con la esperanza que aparezcan otros que se preocupen de verdad por sus problemas. Unos astrofísicos acaban de encontrar un agujero negro, el V404 Cygni que aparece cada 25 años. Por favor, que lo estudien con premura: 25 años es un buen rato…