Llama la atención el silencio de los políticos navarros sobre una de las noticias de este frío mes de febrero en Navarra: el nuevo patrocinador de Osasuna será Euskaltel, la operadora vasca de telecomunicaciones. También sorprende que no se tenga noticia de que ninguna empresa navarra haya optado al patrocinio del equipo rojillo. El silencio de los corderos duele en los oídos de muchos ciudadanos.
Euskaltel siempre ha estado catalogada como una compañía amparada y tutelada por el poder público en la Comunidad Autónoma Vasca. Constituida en 1995, sus accionistas fueron en su origen las antiguas tres cajas vascas, las eléctricas Iberdrola y Endesa, la Corporación Mondragón y el propio Ejecutivo vasco. Por aquel entonces, los nacionalistas votaron a favor de la investidura de Aznar a cambio de autorizar al Gobierno vasco, entre otras concesiones, a la puesta en marcha de la operadora. En 2012 Euskaltel logró hacerse con la red de fibra óptica propiedad del Gobierno vasco tras abonar 68 millones de euros y, actualmente, tras la compra de la gallega de cable R y de la asturiana Telecable, se ha convertido en la operadora dominante en el norte de España. El grupo vasco anunciaba a finales del año pa-sado su intención de invertir 10 millones de euros para su expansión en Navarra.
Bien, por fin ha llegado, para alegría del Cuatripartito y particular regocijo en la Barkos-Etxea de los Geroa: la marca Euskaltel, ligada a Osasuna, se paseará por los campos de fútbol de toda España.
¿Tenemos los navarros lo que nos merecemos? En ocasiones, la áspera realidad así lo certifica.