El toque Asirón

El toque Asirón

La decoración es una gratificante actividad que despierta en muchas personas su imaginación y estimula, además, su creatividad. No es extraño, por tanto, que hace poco más de un año, nuestro alcalde o alkalde, Joseba Asirón, contemplara con creciente interés el salón de plenos del ayuntamiento de Pamplona y se dedicara, con el entusiasmo propio del recién llegado, a estudiar la sala y proyectar cambios en su decoración. Pero, ¿cómo fue ese momento de estímulo creativo en la casa consistorial?

Probablemente Asirón reflexionó sobre el toque o toke que iba a dar a la alcaldía, una visión personal que sería, sin duda, muy valorada por los pamploneses, siempre preocupados por estas pequeñas grandes cosas que upeneros, peperos y socialistas, en cambio, se empeñaban en despreciar e ignorar. Por todos era sabido que la casta se retrataba con un comportamiento egoísta, sectario y ajeno a los problemas del ciudadano. Afortunadamente, él y sus socios de gobierno eran de otra pasta.

Además, Joseba Asirón no pudo olvidar tampoco sus primeros Sanfermines como alcalde. El momento ikurriña durante el chupinazo, un emocionante episodio de huella todavía fresca en la memoria del alcalde, había contribuido de modo decisivo a la génesis de ese frenético impulso que le llevaba ahora a cambiar de sitio cuadros y banderas oficiales.

“Patxi, anda, deja esos informes para otro día y muéveme esas banderas allí, detrás, al fondo. Bai, bai, dónde se sienta el público… Déjame ver… perfecto, oye.” Y las cuatro banderas oficiales de Europa, España, Navarra y de Pamplona, abandonaron su posición en el flanco derecho de la presidencia del salón. Tan solo faltaba el retrato del Rey español cuya sola visión le producía unos intensos dolores de cabeza y de estómago con crisis de acidez añadida. “Patxi, anda, majo, de verdad, deja esos informes tan pesados, ahora el retrato del Borbón… bai, bai, también al fondo, en ese ángulo, mucho mejor, gracias, Patxi, eres un fenómeno.”

Una vez trasladado el cuadro del ciudadano Borbón, nuestro alcalde Asirón se detuvo primero un buen rato para ver el efecto visual de los cambios y puede que hasta sacara unas cuantas fotos apresuradas con su móvil para conocer la opinión de su círculo de confianza. El trabajo había terminado y Patxi, el funcionario de confianza, regresó a sus aburridos informes mientras el alcalde Joseba Asirón, con el paso decidido y el aplomo de aquel que ha contribuido desde el ejercicio de la función pública a mejorar la vida en su querida ciudad, Iruña, atravesó la plaza del Ayuntamiento y enfiló con aire satisfecho la calle Mercaderes para perderse luego por la concurrida Estafeta.

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