“La Escuela ha quedado secuestrada por otros intereses que no son la difusión del conocimiento y el desarrollo del aprendizaje. Se ha sustituido este objetivo por el de la igualdad social.” Así lo explicaba Inger Enkvist en la conferencia titulada, “ la escuela no es un laboratorio de ideologías” que ha impartido en el Condestable de Pamplona organizada por Sociedad Civil Navarra dentro del ciclo “ En Defensa de la Educación “ Inger Enkvist es una pedagoga sueca que aboga por la pedagogía del esfuerzo. Ha señalado que la igualdad se encuentra si no se antepone a otros valores como el conocimiento o la uniformidad ideológica.
Las nuevas tendencias pedagógicas, ha dicho, desincentivan el esfuerzo y pretende un igualitarismo por abajo. Este es un fenómeno que no solamente afecta a España, ha dicho Enkvist sino que es común a nueva parte de las sociedades occidentales.
La pedagoga sueca ha contrapuesto los resultados académicos de los países más desarrollados con los del sureste asiático, donde con menor gasto económico se consiguen mejores resultados académicos. Esto es posible porque estos países aplican los principios de la escuela tradicional, el esfuerzo, el estudio, la libertad y el control exigente. Para apoyar su argumento Inger Enkvist ha presentado diversas experiencias pedagógicas implantadas en Nueva York, Londres y Estonia. “No se necesita más dinero invertido sino organizar la educación con otros principios. Ha señalado que políticos y pedagogos deben explicar a los padres que los resultados académicos de sus hijos dependen en buena medida del interés que los propios padres demuestren a sus hijos sobre el valor de la educación. “Lo más importante es que los padres muestran interés diariamente hablando con sus hijos de las materias de estudio. Enkvist ha explicado que el éxito escolar está estrechamente condicionado por el número de palabras que los niños manejan desde la infancia y se ha referido a un estudio realizado en Estados Unidos donde niños de tres años de padres universitarios manejaban 3000 palabras mientras que los procedentes de hogares subsidiados rondaban las 600. Al cabo de 8 años los primeros tenían mayoir éxito académico que los segundos. “No es el nivel económico de los padres lo que determina el éxito escolar sino el interés de los padres por hablar con sus hijos lo que marca la diferencia.” ha señalado.
