Los talibanes salidos de los fundamentalistas islámicos atacan obras de arte, museos, bibliotecas, restos históricos… Su odio sobre lo establecido es tal que no dudan en acabar con todo vestigio histórico y cultural hasta de su propio pueblo y se han convertido en el arquetipo del fundamentalismo destructor del arte y de la arquitectura. En cierto modo, lo que está pasando con la pasarela del Labrit en Pamplona, podría ser un ejemplo casero de talibanismo urbanístico.
La estructura que une el Segundo Ensanche con el casco antiguo de la ciudad saltando la Bajada de Labrit está amenazada de derribo por el Cuatripartito gobernante del actual Ayuntamiento de Pamplona. Aducen que tiene defectos de construcción que suponen un grave problema de seguridad tanto para los que la cruzan como para los vehículos que pasan debajo de ella. Después de varios años de utilización a pleno rendimiento una vez construida, el alcalde Asirón decidió cerrarla al poco de llegar a la alcaldía, porque se desprendió alguna plancha metálica del recubrimiento inferior y, sobre todo, porque vibra cuando se transita por ella. Dicen que no tiene resistencia para aguantar el peso de los transeúntes.
Esta pasarela-puente tiene un gran valor arquitectónico como así lo han manifestado prestigiosos arquitectos locales y una gran belleza a juicio de muchos pamploneses amantes de la arquitectura. Además, dado su complejidad y tamaño costó una elevada cantidad de dinero, del orden de 600.000 euros, que no se deben tirar por la borda de las arcas municipales. Prueba de ello es que la pasarela ha recibido al menos una decena de premios de arquitectura importantes, tanto nacionales como internacionales.
Al margen de los problemas técnicos, que no se duda que los pueda tener, se adivina un gran revanchismo político pues la construcción de la pasarela fue realizada por el anterior gobierno municipal comandado por UPN.
Si de verdad existen fallos técnicos soluciónense para que la pasarela siga utilizándose por los ciudadanos que la necesiten. El pretexto de que vibra la estructura es muy pueril pues cualquier estructura que sea de estas características lo hace por pura salud estructural. Invitamos a quien quiera a que se dé una vuelta por cualquiera de los nuevos puentes peatonales de la ría de Bilbao, proyectados por arquitectos de fama mundial, y comprobarán cómo vibran cuando se transita por ellos. Si el pretexto de que no es suficientemente resistente es cierto póngase algún nuevo punto de apoyo que la fortifique. Lo mismo podría decirse de las planchas metálicas que la recubren, basta con sujetarlas más firmemente a la estructura.
El Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro ha instado al Ayuntamiento de Pamplona a recapacitar sobre la posible demolición de la pasarela, entendiendo que existe viabilidad técnica para dicha infraestructura, todo ello al amparo de la Declaración de Davos (2018), en la que se declara el papel fundamental de la cultura en el entorno construido (Baukultur). Además, la pasarela ya está inserta en el entorno de las Murallas de Pamplona que están declaradas Bien de Interés Cultural por lo que tienen derecho a la protección.
Los ciudadanos pamploneses -y los que nos vistan- no tienen por qué soportar estas decisiones políticas caprichosas que además recaen sobre los bolsillos de los resignados contribuyentes. Cualquier reparación o arreglo técnico será mucho más económico que tirar la pasarela y volver a levantarla.
No se explica cómo hay partidos políticos que se empeñan en gobernar en contra de la gente o de una parte importante de la ciudadanía. Es una de las maneras más eficiente para que los ciudadanos no les voten en las próximas elecciones. Pronto tendremos la ocasión de comprobarlo.