Navarra no se merece que sus habitantes tengan objetivos territoriales e identitarios diferentes. Navarra no debería tener dos tipos diferentes de personas, unas que miren hacia la confluencia con el País Vasco para restar y separarse de España y otras –la mayoría- que crean en la bondad de su propia tierra, sin necesidad de unirse a otros territorios con ánimo de ruptura con el resto del país, tal y como está sucediendo en Cataluña. Navarra se merece que sus ciudadanos luchen codo con codo por el bienestar y el progreso de todos, sin olvidar nunca la solidaridad con el resto de España o incluso más allá de esas fronteras nacionales.
No sabemos a ciencia cierta si algún día tuvo sentido la famosa Transitoria 4ª de la Constitución Española de 1976, lo que sí es seguro es que ahora NO la necesitamos, porque tenemos derecho a ser como el resto de las 17 Comunidades Autónomas españolas. No tenemos necesidad de que nos pastoreen nuestro derecho autonómico, que además y fundamentalmente es foral, de acuerdo con la historia, la propia Constitución española y la Lorafna (1984).
La cultura vasca y el Euskara se deben fomentar desde Navarra y para Navarra, lo mismo que otras manifestaciones culturales y tradicionales navarras más arraigadas en la Navarra media y en la Ribera con una clarísima influencia de otras comunidades vecinas como Aragón, La Rioja o Castilla.