Las Navidades siempre se asocian con la alegría y la inocencia de los más pequeños de la casa. Y estos días los Legos, Playmobils y Nenucos inundan los sueños de nuestros pequeños locos bajitos. Los niños navarros aceptan con naturalidad que el carbonero Olentzero acuda a su casa la noche del 24 o que sean los Reyes de Oriente quienes les traigan sus regalos en esa mágica noche del 5 de enero. Incluso algunos tienen a Santa -Santa Claus- como su referente, como conexión con la infancia que sus padres vivieron en sus países de origen.
Nuestros niños son libres, se sienten libres y no tienen esas interferencias perversas que tenemos nosotros, los adultos. Los niños aceptan la diversidad como un hecho natural, no como una agresión. Se aburren cuando la actividad es uniforme y homogénea y buscan la emoción del cambio, de lo diferente.
¿Y cómo somos sus mayores? Nosotros, los navarros, somos gentes diversas y heterogéneas. En nuestros caracteres. En nuestras lenguas. En nuestros bailes. En nuestros cantos. En nuestras arquitecturas. En nuestros paisajes. De los lesakarras a los estelleses pasando por los pamploneses, los tudelanos, los roncaleses, etc.
Siguiendo este espíritu de pequeños sabios de la casa, con sus Reyes Magos, Olentzeros y Papá Noeles…
¡Feliz Navidad a todos los navarros y navarras!