El plan eje del Gobierno

El plan eje del Gobierno

Pocas cosas habían revuelto tanto las aguas en Navarra como la publicación del documento titulado “Política lingüística de Navarra. Plan Estratégico (2017-2019) Versión Inicial”. Recomiendo vivamente su descarga y lectura desde la web del Gobierno. No tiene desperdicio. Si no fuera porque constituye una de las más serias amenazas que se haya cernido sobre la libertad de los navarros, podría considerarse un mal chiste de veintitrés páginas de extensión. Pero de chiste no tiene nada. Nos encontramos quizá ante el verdadero eje del programa de gobierno de Barkos. Como tal debe ser considerado, criticado… y temido. Vemos algunos motivos.
Si nos atenemos a las cifras publicadas por el Gobierno Vasco (que de esto de promover el euskera sabe lo suyo), vemos que la eficiencia de los programas de promoción parece mejorable. La hemeroteca y la web oficial del Gobierno Vasco así lo acreditan. Una información de la agencia Vasco Press, publicada el 26 de julio de 2014, cifraba en 1.825 millones de euros el gasto del Gobierno vasco en treinta años de promoción del euskera. La web del Gobierno Vasco presenta gráficas que muestran, entre los años 2003 y 2016, gastos por encima de los 100 millones de euros anuales, con un pico de 132 millones el año 2009. ¿Cuál ha sido el efecto de semejante munificencia?
Los datos oficiales de que dispongo proceden de la quinta “Encuesta Sociolingüística del Euskera” que el Gobierno Vasco publicó en 2011, la última de la que disponemos. En la tabla 7 de dicha encuesta, que cubre el veintenio 1991-2011, se refleja un aumento del 2.7% en el número de hablantes que usan más el castellano que el euskera (63.000 personas), y de un 1.8% en el de hablantes que usan en igual medida ambos idiomas (41.000 personas). Por el contrario, los hablantes que usan mayoritaria o exclusivamente el castellano se mantienen en torno al millón y medio, aunque los hablantes exclusivamente de castellano disminuyen en 83.000 personas. Parece magra cosecha, para tanto abono.
¿Justifican estas cifras semejante gasto? ¿Está Navarra en condiciones económicas que de embarcarse siquiera en una parte de semejante dispendio? ¿Estamos los navarros dispuestos a asumir las renuncias, los costes de oportunidad a que obligaría un plan de estas características? Tengamos en cuenta que, en esta materia, el porcentaje de gasto de la Comunidad Autónoma Vasca respecto a su presupuesto total supera el 1.2%. Parece poco, pero en Navarra lo equivalente rondaría los 40 millones de euros. Y no en un pago, sino sostenido año tras año y probablemente aumentando.
En caso de reproducirse la línea seguida por el País Vasco, ¿de dónde se detraerían estos fondos? ¿Se limitará el gobierno a gambetear con el plan estratégico hasta 2019 para, si le es posible, sacudirnos el sartenazo en 2020? ¿A qué nuevas figuras fiscales tendremos que enfrentarnos para pagar el pastel? Porque a la vista está, si se lee el plan, que de lo que se trata es de hornear un pastel relleno de euros (la primera ración son seis millones), para repartirlo después entre unos cuantos afortunados. Espigando en la espeluznante prosa del plan se intuye que hay unos cuantos que van a hacer su agosto: editoriales, productoras multimedia, medios de comunicación afines, consultorías, dinamizadores, agencias de comunicación y publicidad, etc. Esos, de momento. Téngase en cuenta además que el plan expresa en varios puntos la intención de incorporar criterios lingüísticos al repartir subvenciones y dinero público (apartado 1.5.2 y punto 1.6.2.3, aunque el aspersor de euros alcanza a todo el documento).
Se hablará largo y tendido sobre estas y otras cuestiones. No quiero acabar sin hacer referencia a uno de los apartados más dadaístas del documento: el quinto y último. En él se nos alecciona sobre el euskera como “motor económico de Navarra”. Ahí se propone tener en cuenta lo que empresas y organizaciones “invierten en euskera” a la hora de conceder subvenciones o exenciones fiscales. Taimadamente se está invitando a todos a pasar por el aro so pena de quedar en inferioridad de condiciones. Esto no convierte al euskera en motor de nada, y menos de la economía navarra en su conjunto. Si acaso, contribuirá poderosamente a mejorar la economía de quienes hayan estado listos para subirse al carro. Al tiempo.
Carta publicada en Diario de Navarra el domingo 30 de octubre de 2016

Alfredo Arizmendi

Médico y miembro de Sociedad Civil Navarra

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