Una preocupante anestesia moral

Una preocupante anestesia moral

En las últimas fechas el panorama político navarro ha dado mucho que hablar: escuelas infantiles, ley de símbolos, protocolo municipal y listas de espera sanitarias, entre otras. Todas son importantes. Pero a veces nos ofuscamos dándoles vueltas a ciertas polémicas  mientras se escapan “sin picar” cosas de mucho interés para tomarle la medida moral  a nuestra comunidad. Algo de esto ha habido también.  Y les anticipo que se queda uno preocupado por la disociación entre la política que se “dice” y lo que al final se hace y se tolera. Vayamos en orden y por partes, para no perder el hilo.

Hace poco, visitó Pamplona el reputado filósofo y ensayista Fernando Savater. Su disertación, que versó sobre identidades colectivas, derivó a un interesante cambio de pareceres sobre política lingüística, tan inserta en el núcleo de la “cuestión vasconavarra”. Savater ha sido uno de los líderes cívicos e intelectuales más destacados en la batalla de ideas frente al nacionalismo, y demostró tener cuerda para seguir siéndolo. Le ayuda ese sentido del humor tan suyo. Ese humor que, al igual que en el caso de Jon Juaristi, hace que uno acabe por pensar que, aunque da miedo, el monstruo tampoco es para tanto.

Conviene, no obstante, recordar que el monstruo fue para tanto y para más. De hecho el mismo Fernando Savater estuvo bajo el punto de mira terrorista durante una temporada. Por pensar, escribir y ser crítico. El procedimiento es de sobra conocido. Por el principio de división del trabajo se definían objetivos, se recopilaba meticulosamente información sobre las rutinas y actividades cotidianas, y finalmente se pasaba un dossier que dejaba el “operativo” franco para el acto final. Todo ello muy ejemplar, como se pudo sufrir durante años. Todo ello de una particular riqueza en valores cívicos y respeto a los derechos de los demás.

Valores y derechos. De ellos  también hemos oído hablar, aunque bajito, en los últimos días. El Parlamento de Navarra, sin ir más lejos, alumbró una de sus habituales declaraciones, por unanimidad, en la que se instaba a “destacar la importancia de la educación en los valores de respeto al otro”. Nadie puede estar en contra de una cosa tan hermosa. Es plausible que recibiera el apoyo unánime  de la cámara. Y hay que reconocer lo emocionante que es ver unidos desde PPN hasta EH-Bildu en apoyo de declaraciones de tanto fondo ético.

En cuanto a los derechos, creo que existen algunos de mayor calado que otros. El poder ejercer unos depende del previo ejercicio de otros. Un muerto no puede ejercer su derecho a la huelga, así que siendo éste importante, no lo es tanto como el derecho a la vida. El derecho a la vida es sagrado  e incluye en sí  el derecho a no ser asesinado previa elaboración de un informe de actividades. Supongo que en esto, que no venía en la declaración del Parlamento, también estarán de acuerdo los grupos que la secundaron. Insisto: por unanimidad.

Hay unanimidad en las palabras. No tanta en las acciones, que son lo que importa. El ayuntamiento de Berriozar, gobernado por dos de los grupos que votaron a favor de “educar en los valores de respeto al otro”, no ha dudado en financiar acciones que pisotean la educación, los valores y el respeto. ¿Es verdaderamente educativo invitar a nadie a mostrar cariño o admiración por quien (por muy vecino que sea) quitó la vida a ciudadanos indefensos? ¿O por quien recabó información para hacer lo propio con Savater, entre otros? ¿De qué valores son ejemplo? ¿Qué respeto mostraron por los más elementales derechos de sus víctimas? Imagínense ustedes que un determinado ayuntamiento financia una entidad que  publica cierta revista. Imaginen que en dicha publicación se pide a la juventud de la localidad que envíe arrumacos a un par de vecinos que están encarcelados por pederastia,  corrupción,  violación,  o por asesinar a sus parejas. Con toda justicia se pondría el grito en el cielo, y se pedirían comparecencias y dimisiones. Es lamentable haber llegado a un grado de anestesia moral en el que amplios sectores consideran esto “lo normal”, y nadie de una sola explicación sobre lo ocurrido. Por ejemplo Geroa Bai, partido que gobierna, según dicen, “para todos”, pero que sostiene con su voto el gobierno municipal que ha cometido los desafueros relatados. Por cierto, pagados con el dinero de todos.

 

Alfredo Arizmendi

Médico y miembro de Sociedad Civil Navarra

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